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Arboles muertos y mucha tinta

Steve Canyon complete, volumen 1:1947 (The complete Steve Canyon: 1947, 2013)

Steve Canyon complete, volumen 1:1947 (The complete Steve Canyon: 1947, 2013)

Autor: Milton Caniff

Edita: Kraken, Madrid, 2013

 

Es increíble como el mudo de la historieta se olvida de sus clásicos. Muchos de los aficionados, capaces de saberse de memoria vida y obra de cada X-Men, de comprarse hasta el sketchbook hecho por Akira Toriyama borracho a las tres de la mañana en las servilletas de un bar, de hablar del Corto Maltés con una erudición encomiable, de defender las virtudes de alguna serie de Columba dibujada por Canelo y escrita a las apuradas por Robin Word o tener completa las dos épocas de la revista Fierro, lo mas probable es que no solo no hayan leído nunca a Milton Caniff , sino que ni siquiera les preocupe hacerlo.

Y esto es como querer dársela de enterado de literatura y ni siquiera tener idea quien es Miguel de Cervantes.

La sombra de Caniff se proyecta en toda la historieta “seria” de una manera que pocos artistas lo han hecho. Tipos como Hugo Pratt, Jordi Bernet, Joe Kubert, Gil Kane, Alex Coth y Stan Drake (y estoy nombrando solo a los primeros que se me ocurren: la lista es realmente infinita) le deben mucho de sus estilos al estilo de Caniff. No solo por su uso impresionista de formas y fondos, donde no están todos los detalles (como pasa con tipos como Hal Foster, José Luis Salinas, Alex Raymond o – en un registro diferente – Hergé y Jacobs), sino solo los verdaderamente relevantes. También por su habilidad para describir con dos líneas de diálogo personajes complejos o construir diálogos que harían la envidia de más de un novelista. O el construir secuencias mudas de una potencia emocional apabullante en el espacio limitado de una tira diaria o una media página dominical. O de mantener el suspense tira tras tira, construyendo un equilibrio fabuloso en una estructura comercial (la tira diaria con continuará) muy peor muy difícil.

Y, si bien Steve Canyon será siempre su segunda obra maestra que nunca desbancará a su Terry and the Pirates, este primer tomo agarra a Caniff en su peak creativo y además entusiasmado con su nueva creación (de la que además era dueño exclusivo, como cuenta el interesantísimo prólogo de Bruce Canwell). Con lo que el historietista tira toda la carne al asador en cada una de las tiras. Y se nota.

Para el que no sabe de qué va la cosa, SteveCanyon es un ex piloto de la Fuerza Aérea yanqui desmovilizado tras la Segunda Guerra. Es el dueño de Horizons Unlimited, una pequeña aérea de transporte aéreo que está siempre al borde de la quiebra. Y por eso siempre abierto a cumplir cualquier encargo no del todo kosher que le caiga en cima. Desde ya, cada contrato que consigue se convierte en una aventura repleta de personajes tortuosos, “femme fatales” (una de las especialidades de Caniff), espías con dobles y triples juegos y héroes rudos y poco convencionales.

La edición de Kraken (tomada de la que hizo la yanqui IDW) es fastuosa, con una traducción de Luis Alboreca y Carlos Diaz Maroto encomiable. Aclaremos una cosa, eso sí: leer copilado tiras diarias y dominicales con continuará implica leer mucha redundancia. Puede ser un pelín farragoso peor vean (solo pónganse a ver) como logra generar la variedad Caniff en ese truco de recapitular, avanzar y dejar enganchado al lector en cada tira y se van a olvidar de fárrago que puede parecer al inicio.

Si lo ven por ahí y les gusta la historieta, no lo duden: compren Steve Canyon. Es como leer le Quijote: al principio puede que cueste agarrarle el ritmo pero una vez que están en ello van a descubrirle todas las cosas deliciosas que tiene escondida.

 

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